martes, 11 de marzo de 2014

TABLEROS Y CHAPAS: Con el desafío de ser más competitivos

La caída en el tipo de cambio, las alzas en los precios de las materias primas y en la mano de obra, obliga a los fabricantes de este sector –el que más va a invertir en los próximos años después de la celulosa– a buscar fórmulas para mejorar su competitividad.

Por Alfredo Galleguillos Castro

Santiago, septiembre 2011.- Un futuro con más luces que sombras se prevé para la industria local de tableros y chapas. Pese a la apreciación del peso frente al dólar, costos ascendentes de los insumos y una competencia cada vez más intensa en los mercados internacionales, los principales actores del sector proyectan tasas positivas de crecimiento para los próximos años, así como niveles sin precedentes en cuanto a inversión en mejoras y nuevas plantas.

Segundo rubro exportador del sector forestal chileno tras la celulosa, los tableros y chapas representaron alrededor del 10% de las envíos madereros durante el año 2010, en línea con la consolidación de un importante crecimiento registrado desde hace una década. De acuerdo con proyecciones de la industria, este segmento será el que más se habrá expandido entre 2001 y 2011, con un sorprendente 360% (empatado con la celulosa).

Según ejecutivos de varias empresas consultadas, hay razones para mirar con optimismo el futuro del segmento. “El mercado del tablero en Chile hoy se encuentra en un período de expansión en relación con los números de años anteriores y esperamos que siga en esta tendencia alcista al menos por en par de años más”, afirma el gerente general de Industrias Río Itata II, Aníbal Andrade.

Calidad y competencia

De acuerdo con cálculos del Instituto Forestal, un 60% de la producción local se destina a los mercados externos, principalmente Latinoamérica y Europa, que en mayor medida corresponde a suministros de las grandes empresas del rubro, como Arauco y Masisa.

En este sector, uno de los productos que más se ha consolidado en los últimos años en el mercado internacional es el plywood o tablero contrachapado, el cual es reconocido, por su gran calidad, como un tablero de clase mundial. Es uno de los productos madereros de mayor valor agregado que actualmente elaboran algunas empresas del país, como Arauco, CMPC, Eagon, Industrias Río Itata II y Tulsa.

Tal como comenta el presidente de la Corporación Chilena de la Madera (Corma), Fernando Raga, “la madera de plywood chilena es de muy buena calidad porque está muy bien fabricada. Va a un segmento donde es muy valorada, pese a los problemas que se ven en este sector, en general”.

Para este año, Corma proyecta una expansión de un 5% para el sector de los tableros y chapas, y una tendencia de crecimiento similar para los dos años siguientes. El alza de este año se fundamenta en la entrada en funcionamiento de nuevas plantas y en la recuperación del negocio producto del proceso de reconstrucción.

Los problemas que menciona Raga son los que enfrentan fundamentalmente otros tipos de tableros,  básicamente por  las escasas barreras de entrada a algunos mercados, lo que en la práctica ha llevado a que, según el dirigente, prácticamente cualquiera con financiamiento pueda producir y competir en el mercado de tableros de madera aglomerada MDP o MDF.

“El problema es que por la inexistencia de barreras de entrada se han producido grandes niveles de oferta, con muchas inauguraciones de plantas nuevas de MDF en el mundo…  por lo tanto, es difícil que se generen ganancias”, señala el representante gremial.



Este panorama altamente competitivo no hace decaer el ánimo de las empresas chilenas. Todo lo contrario. Según cifras de Corma, el segmento tableros y chapas es el segundo con mayores inversiones proyectadas para el período 2011-2013. Se trata de un monto total de US$ 270 millones, sólo superado por el sector de la celulosa y el papel, con US$ 623 millones para el mismo lapso. Entre las principales inversiones destacan dos nuevas plantas de MDP, una de Masisa y otra de Arauco, y una fábrica de plywood de la filial del grupo Copec.

Atributos de diferenciación

Los tableros de fibras (MDF) y, posteriormente, los de partículas (MDP), marcaron un hito en la industria de paneles, ya que son especialmente indicados para la producción de muebles y arquitectura de interiores. Las ventajas son su homogeneidad, resistencia, estabilidad dimensional y densidad.

Estos productos abrieron nuevos horizontes y una oportunidad para diversificar la oferta. Y esto lo ha sabido aprovechar Masisa, uno de los grandes del sector. Con doce complejos industriales en Chile, Argentina, Brasil, Venezuela y México, se ha preocupado por competir en los mercados internacionales a través de una diferenciación tanto en producto como en la operación de sus plantas.

En este sentido, comenta su gerente de Marketing, Ignacio González, sus tableros de partículas cuentan con la certificación europea E-1, que entre otros aspectos asegura el cumplimiento de los estándares internacionales en cuanto a emisiones de formaldehído, que históricamente ha recibido diversos cuestionamientos al estar asociada con la aparición de ciertas enfermedades. “De esta manera, damos una muestra de nuestro compromiso con la salud de las personas, nos diferenciamos de otros competidores y nos insertamos en mercados cada día más exigentes”, señala el ejecutivo.

Respondiendo a la demanda por este producto, Masisa puso en marcha en julio pasado la planta MDP de Cabrero, que con una inversión de US$ 59 millones tendrá una capacidad anual de producción de 280 mil m3 de paneles. “La nueva planta incorpora tecnología de última generación que, entre otros aspectos, contempla métodos ecoeficientes que minimizan la generación de material particulado al ambiente. Para ello, contamos con un moderno precipitador electrostático húmedo, equipo que captura tanto el material particulado filtrable como el condensable”, explica González.



Al igual que otros players, como Arauco, Masisa consideró la puesta en marcha de sistemas de cogeneración a partir de biomasa forestal, lo que redunda en importantes ahorros en las cuentas de energía y, de paso, permite reducir la huella de carbono de sus productos madereros. “La planta de cogeneración de Cabrero permitió ingresar al Sistema Interconectado Central una capacidad bruta de 11 MW y además generar vapor que se utiliza en el proceso de secado de madera sólida”, explica el ejecutivo de Masisa. En la empresa aseguran que este uso de Energías Renovables No Convencionales (ERNC) resulta de gran importancia para llegar a mercados donde la citada huella de carbono es valorada por los consumidores. Además, se trata de un importante ahorro en término de generación de energía, uno de los costos que más preocupa a los productores del país.

Efecto dólar

Además de la energía, el eje de las preocupaciones de las empresas, como de casi todos los exportadores, lo constituye la caída en el tipo de cambio. El dólar estadounidense se ha depreciado entre un 20% y 25% en los últimos dos años, lo que ha golpeado los ingresos por ventas al extranjero. Esto redunda en menor disponibilidad de recursos para cubrir gastos operativos y costos de insumos.

“La variación del dólar nos afecta bastante. Para nosotros, los sueldos se han incrementado en la misma proporción que ha caído el dólar. Igual pasa con la madera y la componente eléctrica. Un dólar bajo nos quita competitividad absoluta frente a empresas que están, por ejemplo, en Estados Unidos, donde los costos van aparejados con sus ingresos”, sostiene Jorge Véjar, gerente general de Masonite, empresa especializada en la fabricación de tableros para puertas y que exporta el 85% de su producción a mercados como Estados Unidos, México y Guatemala.



Similar perspectiva tiene el gerente general de Industrias Río Itata II, Aníbal Andrade, quien sostiene que sólo mediante una mejora sustantiva de la competitividad es posible enfrentar las alzas en los precios de la mano de obra, las materias primas y de los derivados del petróleo, todo empeorado por el escenario actual del dólar.

Para esta empresa, que produce plywood y tableros de partículas en la comuna de Coelemu (Región del Biobío), lograr esa mayor eficiencia sólo es posible por medio de “la optimización en el uso de insumos, en el desarrollo de nuevos productos y, principalmente, en la innovación de los procesos y su nivel de automatización”, indica Andrade. El ejecutivo agrega que componentes como los precios de las materias primas y la baja del tipo de cambio “son variables que no podemos controlar como empresa y es de esperar que al menos el dólar se mantenga al alza en el corto y mediano plazo”.

Escenario externo

En el mercado doméstico, el ejecutivo de Masonite lamenta que la recuperación económica haya sido lenta y que el despegue de la construcción post-terremoto no tomara el ritmo esperado. “En puertas vimos un incremento en el segundo semestre del año pasado, pero la industria de la construcción ha permanecido más bien estancada”, opina.

En cuanto al futuro inmediato, los ejecutivos del sector avizoran que los medianos y pequeños fabricantes, más volcados al mercado interno, verán un crecimiento alineado con rubros más desarrollados y sinérgicos, como el de la construcción. “Debiéramos crecer principalmente en lo que es tableros estructurales y decorativos”, señala Aníbal Andrade, quien agrega que “este crecimiento debiera mantenerse al menos durante el próximo año”.

Otro factor que podría alargar la bonanza es el proceso de reconstrucción post-terremoto, que estaría aún pendiente. Andrade explica que no ha existido la demanda esperada, que genere una incidencia importante en el nivel de precios. “Si bien los valores no han bajado más y han tenido pequeños incrementos debido a presiones de tipo inflacionario, aún no se advierten mejoras relevantes, especialmente en los precios del plywood”, asevera.

Acerca de qué pasará si la situación económica global se resiente debido a una agudización de la crisis en Europa y Estados Unidos, los analistas advierten que el efecto en la industria local de tableros sería más bien acotado, ya que los mercados a los cuales está destinada la mayor cuota de exportaciones (en vías de desarrollo) deberían quedar al margen de los efectos más profundos de una probable contracción. Además, en los últimos años –marcados por la crisis en los mercados externos– la industria ya hizo un proceso de ajuste.



“Una recesión afectaría fundamentalmente a países desarrollados, no tanto a los de economías emergentes o en vías de desarrollo. Pensamos que el impacto debiera ser moderado. Esto pondría a la industria de tableros en un buen pie, pues sus mercados más relevantes están en Sudamérica, Centroamérica y México”, afirma una fuente.

Charles Kimber, gerente de Asuntos Corporativos y Comerciales de Arauco, dice que “es poco probable que el escenario actual tenga mayores efectos para nuestra actividad”, dado que los tableros se utilizan fuertemente en la industria de la construcción y que la reactivación de este mercado en Estados Unidos se encuentra en niveles históricamente bajos. No obstante, agrega, están preparados “para reaccionar ante las eventuales fluctuaciones que se presenten en estos mercados y de ser capaces de mejorar nuestra presencia en mercados emergentes”.

Una perspectiva similar tiene el gerente general de Río Itata II, cuya producción se orienta fuertemente a las exportaciones. “Los mercados de Europa y Estados Unidos ya se encuentran disminuidos y sin señales reales de crecimiento por un periodo no menor, lo que ha llevado a nuestra empresa a buscar caminos de mejoras en productividad con el fin de poder suplir dichas mermas en demanda y precio”.

Aníbal Andrade puntualiza que las últimas turbulencias no han generado ni menor demanda ni un menor precio que los actuales. “Sólo en caso de un recrudecimiento demasiado extremo podríamos ver síntomas de un empeoramiento. Pero eso aún no sucede”.

En este escenario, a los fabricantes de tableros no les queda otra que enfrentar los temas que pueden controlar para ser más competitivos, en espera de una mejoría en el tipo de cambio.

 - - - - - - - - - - - - - - - -

Quién es quién en la industria de tableros


Diverso es el abanico de empresas que participa en el sector de tableros y chapas en Chile. Desde los gigantes Arauco, Masisa y CMPC, centrados en la producción y exportación de plywood, MDF y MDP, hasta pequeñas pymes orientadas a satisfacer la demanda doméstica, como Laminadora Austral, de Coyhaique (1.200 m3 de chapas foliadas al año).

De acuerdo con información del Anuario Forestal 2010 de Instituto Forestal, el principal actor de este segmento es Paneles Arauco, con tres plantas: Arauco, con una capacidad instalada de 349.980 m3 anuales de contrachapados; Nueva Aldea, con 452.825 m3 de contrachapados, y Trupán, con 513.500 m3 de MDF y otros 63.000 m3 de otros tableros de fibra. A esto se agrega la próxima puesta en marcha de Planta Teno, que con una inversión de US$ 110 millones tendrá capacidad para producir  300.000 m3 anuales de tableros de partículas de densidad media.

En segundo lugar está Masisa, con tres plantas en la Región del Biobío –Cabrero (MDF), Chiguayante (partículas) y Mapal (MDF y partículas) – y dos en la Región de Los Ríos –Valdivia y C. Puschmann (ambas de partículas) –. Además, acaba de poner en operación una segunda planta en Cabrero, de MDP. En total, produce 1.168.000 m3 anuales.

Más atrás están Louisiana Pacific (LP) –con dos plantas de tableros OSB, que suman una producción anual de 250 mil metros cúbicos– y CMPC Maderas –con una planta de contrachapado con capacidad para 240.000 m3–. Luego están Eagon Lautaro, Tulsa y Polincay Export, con 170.000, 130.000 y 108.000 metros cúbicos, respectivamente. Más atrás hay una docena de empresas con variadas capacidades de producción, entre las cuales figuran Industrias Río Itata II, con 78.000 m3, y Masonite, con 40.000.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Tableros para todos los gustos

Según el manual “La construcción de vivienda en madera”, del Centro de Transferencia Tecnológica de la Madera, los tableros o paneles son maderas reconstituidas, que pueden ser de madera maciza, chapas, cintas, partículas, fibras o cortezas, entre otros materiales. Estos dan origen, entre otros, a:

Tableros contrachapados (plywood): formados por la superposición de láminas. Estas se disponen simétricamente a ambos lados de una lámina central o alma, de modo que los granos de dos láminas consecutivas se crucen entre sí, generalmente, en ángulo recto. En Chile, se fabrican de Pino radiata. Sus usos principales son estructurales o para moldajes de hormigón.

Tableros de Hebras Orientadas (OSB): fabricados a partir de hebras de madera rectangulares, adheridas con ceras y adhesivos fenólicos. Dispuestas en tres capas orientadas perpendicularmente, son prensadas a alta temperatura. El uso de resinas fenol formaldehído (resistentes al agua), les confiere elevadas características de resistencia física y mecánica. Se recomiendan para aplicaciones estructurales en elementos verticales, inclinados y horizontales.

Tableros de Fibras de Alta Densidad (HDF): constituidos a base de madera desfibrada u otros materiales lignocelulósicos fibrosos, sometidos a alta presión y temperatura sin el uso de cola o aglutinante. Su densidad oscila entre 0,8 y 1,2 gr/cm3. Las aplicaciones de estos tableros son revestimientos de puertas interiores y muebles de cocina.

Tableros de Fibras de Densidad Media (MDF): fabricados de manera similar a los HDF, sin embargo su densidad fluctúa entre 0,4 a 0,8 gr/cm3. Se recomienda para la industria del mueble, siendo aplicado con criterios especiales en construcción.

Tableros de Partículas de Densidad Media (MDP): elaborados con partículas de 0,2 a 0,5 mm de espesor con un aglutinante orgánico, en unión con agentes como el calor y la presión. Su densidad fluctúa entre 0,40 y 0,80 gr/cm3. Su uso se enfoca a revestimientos de tabiques divisorios interiores, muebles, clósets y elementos decorativos (cuando se les incorpora, además, enchapados de madera o cubiertas melamínicas).



Septiembre 2011


No hay comentarios.:

Publicar un comentario