jueves, 13 de febrero de 2014

CERTIFICACIÓN FORESTAL: Puerta a mercados de valor

Nuestro país posee uno de los porcentajes más altos de bosques productivos certificados a nivel mundial. La incorporación de las Pymes, la presión de las ONG y la acción de los Estados son los motores que empujarán el crecimiento de las tasas de certificación en los próximos años.

Por Alfredo Galleguillos Castro

Santiago, febrero 2012.- A comienzos de marzo, Angélica llegó a hacer las compras de útiles escolares para sus dos hijas. Tras repasar la lista, buscó lápices de colores en la góndola de la tienda y se sorprendió al ver que, aparentemente, todas las marcas eran similares, excepto una: la que indicaba en su empaque que los lápices habían sido fabricados con madera de bosques manejados sustentablemente. Y para ella, desde siempre preocupada por aportar en lo posible al cuidado del planeta, esa información fue decisiva. Miró con ternura a sus dos pequeñas y puso los lápices en el carro.

Es una realidad cada vez más frecuente, ver en diferentes productos impresos sellos que dan cuenta del compromiso con la sustentabilidad. Diarios, cajas de remedios, empaques, libros, memorias corporativas y revistas (incluyendo la que tiene en sus manos) se imprimen con insumos gráficos (particularmente, el papel) con alguna certificación que acredita que esa empresa se preocupa con el medio ambiente y las comunidades donde coexisten. E, igualmente cotidiano, es ver a personas, consumidores comunes y corrientes, buscando información sobre cómo las empresas y los productos que ofrecen al mercado respetan el medio ambiente.

En este contexto, comenta Pamela Reyes, ingeniero de proyectos de SSC Americas, las empresas han enfrentado un cambio radical del rol al que estaban acostumbradas, el que históricamente estuvo fundado únicamente en lograr beneficios económicos para sus propietarios. “Temas como la globalización, el cambio climático, la escasez de agua y el riesgo de la biodiversidad, plantearon nuevas amenazas y oportunidades. Ahora ya no sólo importa cuánto gana un negocio, sino que también cómo gana”.

El principio de sustentabilidad abarca aspectos ambientales, sociales y económicos. Las certificaciones de Manejo Forestal Sustentable (MFS) ocupan actualmente un rol protagónico en el desarrollo de la industria ligada a los bosques y manufactura forestal. Los sellos más conocidos son el Forest Stewardship Council (FSC) y el Programme for the Endorsement of Forest Certification (PEFC), los cuales están ampliamente difundidos en Chile.

Nuestro país posee uno de los porcentajes más altos de bosques productivos certificados a nivel mundial. Las cifras más recientes indican que Chile tiene 1,95 millones de hectáreas certificadas bajo estándares CERTFOR-PEFC, mientras que otras 507 mil tienen el sello de FSC (hay que considerar que cerca de un 5% de la superficie está certificada con ambos sellos). Las cifras reflejan básicamente la incorporación de las grandes empresas forestales a estos esquemas.

Además de la superficie, otra medida de penetración de los sistemas de acreditación forestal son las Cadenas de Custodia (CdC), que certifican la integridad del proceso desde la obtención del insumo forestal hasta la comercialización del producto. En este caso, CERTFOR-PEFC cuenta con 49 empresas, mientras que FSC ha entregado 81 licencias de este tipo.

A nivel global, 244,1 millones de hectáreas cuentan con certificación de MFS otorgada por PEFC, mientras que otras 144,5 millones de hectáreas tienen licencias de FSC. En cuanto a certificaciones de Cadenas de Custodia, 8.585 empresas tienen el sello de PEFC, mientras que 21.535 están con FSC. Estas cifras, de ambos sellos, corresponden a información actualizada a octubre de 2011.

Es que para la competitividad de las empresas, la certificación se ha vuelto un factor clave. “Hoy una empresa que pretende establecerse en forma estable en los principales mercados internacionales, no puede dejar de exhibir una conducta ambiental y social correcta, por lo que las certificaciones pasan a ser un elemento importante de su identidad de marca”, afirma Fernando Raga, presidente de CORMA.

Manejo sustentable

La historia de la certificación de MFS en Chile tiene unos 15 años. Su origen está en la preocupación de grupos ambientalistas internacionales, los que comenzaron a presionar a los retailers de los países desarrollados para seleccionar a sus proveedores de acuerdo a su compromiso con el medio ambiente, especialmente en lo referido a proteger los bosques naturales.

De acuerdo con Pamela Reyes, de SSC Americas, estas presiones se llevaron a cabo a través de llamados de las ONG, en particular de “Amigos de la Tierra”, a los consumidores de Estados Unidos a no comprar productos madereros que en su producción no respetaran el medio ambiente. El primer boicot de “Amigos de la Tierra” tuvo lugar en 1984, cuando a través de avisos de prensa acusaron a Home Depot, uno de los principales puntos de venta de productos para construcción de ese país, de vender productos que ponían en peligro los bosques tropicales. Esto llevó a un cambio en las políticas comerciales y a exigir de los proveedores una validación de sus procesos productivos.

Luego, en 2002, comenzó una campaña específica contras las empresas chilenas, lideradas por “Forest Ethics” y “Amigos de la Tierra”, que a través de avisos de prensa y contacto con clientes mayoristas se presionó para que estas compañías, en particular, Arauco y CMPC, se certificaran con FSC. Finalmente, las campañas culminaron en un acuerdo suscrito por las empresas y las ONG, pero sin que se lograra el objetivo de certificar con FSC.

Mientras las ONG impulsaron su propio sello, FSC, los industriales de los países europeos se unieron para crear PEFC, el que rápidamente se expandió alrededor del mundo, siendo actualmente el que posee mayor superficie acreditada.

En Chile, hace 12 años CORMA incentivó entre sus asociados la certificación ISO 14.001. Luego, impulsó un sistema de certificación específico en manejo forestal sustentable, con el apoyo de Fundación Chile y el Instituto Forestal. Ello condujo a que en 2002 se constituyera Certfor Chile, sello que en corto tiempo fue homologado por PEFC como el estándar nacional de MFS.

Pymes forestales

Pese a la extensa cantidad de bosques que ya se han certificado con uno u otro sello, la mayor parte de ellos pertenece a las grandes empresas. Quedan, por tanto, muchas empresas medianas y pequeñas que aún no se han incorporado a estos esquemas, lo cual les resta competitividad en los distintos mercados, especialmente, en los de mayor valor. Esta realidad se produce no sólo en Chile sino que a nivel mundial. Sumar a estos segmentos a la certificación, es uno de los desafíos para el futuro.

Rodrigo Vidal, secretario técnico de CERTFOR-PEFC, puntualiza que apoyar a estos grupos empresariales se puede potenciar a través de la certificación en grupo, lo que se ha convertido en “una creciente demanda”. La certificación de las Pymes forestales “desmonopoliza el mercado, brinda oportunidades a las nuevas empresas y alternativas igualmente responsables al consumidor”.

El experto agrega que cuando una Pyme forestal, o agrupación de ellas, se certifica en manejo forestal sustentable, puede “participar en nuevos mercados, cumpliendo con los requisitos mínimos que estos exigen para poder ser parte de una competencia justa y sustentable”.

Sin embargo, para lograr este objetivo las cosas no serían tan fáciles. Por un lado, de acuerdo con Fernando Raga, “una visión demasiado centrada en la certificación de las corporaciones y grandes empresas ha incrementado más y más los requerimientos. Con ello se ha creado una brecha creciente respecto de las prácticas en la mayoría de los bosques, la que a menudo es vista como insalvable por los forestadores. Esto, paradojalmente, desalienta que se incorporen más empresas al proceso de certificación”.

La causa de lo anterior sería la competencia en que se han enfrascado los principales estándares, por quien cumple mejor sus objetivos, en lugar de buscar una estrategia de avanzar en ampliar el universo certificado.

Certificación múltiple

Otra tendencia es la certificación múltiple. Hoy muchas empresas tienen certificación ISO 14.001 de gestión ambiental; OHSAS, de seguridad ocupacional, y CERTFOR-PEFC, de sustentabilidad. En paralelo, las grandes empresas están avanzando en procesos de certificación FSC.

Lo anterior, según Berty van Hensbergen, presidente del Grupo SSC, obedece a la mayor complejidad de los sistemas de gestión de las empresas y a la mayor atención de la que son objeto en el cumplimiento de aspectos ambientales, laborales y sociales por parte de sus grupos de interés.

De hecho, Van Hensbergen señala que recientemente se han sumado nuevas asociaciones al estándar FSC para ampliar la cobertura de los ámbitos donde son aplicables los criterios de acreditación. Por ejemplo, la certificación de madera orgánica ha sido introducida gracias a Soil Association/Woodmark.

Otra innovación al estándar FSC, comenta el ejecutivo de SSC, es una alianza con Fair Trade International -entidad abocada a promover el comercio justo entre trabajadores y pequeños productores con las empresas de mayor tamaño-, a través de la cual se han introducido indicadores que permiten indagar en el cumplimiento de aspectos relacionados con un mejor trato entre las empresas forestales, sus trabadores y sus proveedores. Anecdóticamente, el primer caso mundial de certificación FSC-FairTrade se dio en Chile, en una empresa forestal del Grupo SSC, en la provincia de Curacautín, en su relación con sus trabajadores .

También se prevé el crecimiento de la agroforestería, que combina el uso del suelo con cultivos agrícolas tradicionales con la forestación. Esto implica un nuevo escenario de competencia entre ambas modalidades, pero que entrega a los propietarios los beneficios de diversificar sus actividades, ganar con la sinergia de ambos sistemas y la reducción de los riesgos asociados a optar por un único tipo de plantación.

Estados y ONG

Otra tendencia relevante consiste en la adopción por parte de los Estados de políticas que promuevan la certificación de sus proveedores de suministros forestales y madereros, lo que también se traslada al comercio internacional y tratados entre países y bloques. Ya es común en las licitaciones públicas de varias naciones el exigir un sello de sustentabilidad en los productos que compran.

“Las políticas públicas y los acuerdos internacionales ya son una realidad y por eso hablamos de Acuerdos de Producción Limpia de la industria gráfica, por ejemplo, hablamos de licitaciones públicas que como requisito incluyen certificaciones de gestión forestal sustentable y hablamos de organismos internacionales de reconocimiento y homologación”, advierte Rodrigo Vidal.

Una tendencia que se mantendrá en el corto y mediano plazo es la influencia de las ONG en los procesos de certificación forestal. “En los últimos 15 años, me parece que no se ha incrementado tanto la demanda por certificación por parte de los consumidores finales como se hubiera podido esperar”, sostiene Fernando Raga. “La demanda ha tenido más relación con la presión de las ONG sobre los distribuidores y algunos productores al final de la cadena de valor”.

En este sentido, el líder del gremio forestal apunta al “explosivo desarrollo de las comunicaciones y las redes sociales ha potenciado las posibilidades de efectuar campañas y, por lo tanto, ha hecho más vulnerables a las empresas con mayor exposición a la opinión pública”.

Al respecto, el secretario técnico de CERTFOR-PEFC señala que el aporte de las ONG siempre ha sido importante para poner sobre la mesa diferentes problemáticas que pueden ser resueltas con  certificaciones y permiten dar conocer a los consumidores qué y cómo hacer su propia contribución a los procesos de sustentabilidad.

“Ahora bien, es importante que estos esfuerzos estén encaminados a privilegiar productos sustentables y aportar en la mejora de los sistemas desde mesas de trabajo que faciliten la toma de decisiones en forma mancomunada y desde diferentes prismas”, profundiza Vidal.

Motores

¿Qué factores serán los que impulsen en el corto y mediano plazo el avance de las certificaciones forestales?

Según Raga, “aunque me gustaría que el motor del avance de la certificación fuera efectivamente la creciente demanda ambiental de los consumidores, pienso que al menos por un tiempo seguirán siendo las ONG las principales promotoras de la certificación. Esto no significa que los consumidores no tengan una creciente conciencia ambiental, sino que ésta opera en la práctica ante un catalizador, que son las ONG al llamar la atención sobre determinados aspectos a través de sus campañas”.

No obstante, el dirigente forestal prevé que, a más largo plazo, los elementos ambientales se irán incorporando racionalmente a la economía a través de señales como los precios. “Creo que éste sería el camino más efectivo para alinear las prácticas de todas las industrias, no sólo la forestal, a una economía sostenible”.

Una visión diversa tiene Rodrigo Vidal, para quien los principales motores de la certificación serán los propios mercados, tanto a nivel de requerimientos directos de los consumidores, como por tratados comerciales y requerimientos de importación. Al respecto también serán importantes las acciones de promoción que hagan los propios gobiernos para que los consumidores conozcan las diferencias entre los productos con certificación forestal y aquéllos sin ella.

“Hoy, el que está tirando el carro de la certificación es el consumidor final, que más allá de conformarse con que le digan que un producto es ecoamigable, necesita comprobarlo”, explica.

Ya sea de una u otra posición, la propuesta es clara: hay que certificarse. Y son las propias empresas las que deben posicionar sus productos son sellos de sustentabilidad en los mercados donde compiten o buscan conseguir una posición de valor.


Nota: se invitó a participar en este reportaje a la presidenta de FSC Chile, Ana Young, pero hasta el cierre de esta edición no contestó las consultas de Lignum.

- - - - - - - - - - - - 

Costos versus beneficios

Más que costos, la incorporación masiva de bosques a los esquemas de certificación ha implicado beneficios para las empresas. Sobre todo en cuanto a proteger el valor de la marca frente a acusaciones infundadas.

“Es difícil dimensionar costos. Me explico: resulta más ‘caro’ tomar algunas medidas necesarias para satisfacer los requerimientos de las certificaciones que no hacerlo. Pero, ¿hasta qué punto es legítimo no hacerlo?”, comenta Fernando Raga, quien de inmediato responde: “En un extremo, sería más barato no cumplir la ley, pero sería ilegítimo. Por esto, para calificar los costos habría que tener una opinión ética y técnica de qué requerimientos de las certificaciones son justos y cuáles podrían ser superfluos”.

En este sentido, en muchos casos las condiciones que impone una certificación se relacionan con imperativos éticos de la gestión empresarial, por lo cual “no me parece que esto pueda verse simplemente como una tema de inversión y retorno. De por medio está un tema ético y también la construcción de un intangible de reputación”, asevera el dirigente gremial.

- - - - - - - - - - - - - - 

¿Certificar Tantauco y Pumalín?

Los principales esquemas de certificación forestal buscan una mejora de la condición actual del bosque nativo en Chile, el cual se encuentra en proceso de transición desde un escenario que privilegiaba la protección y conservación a otro en que se incorporaron objetivos productivos con regulaciones y lineamientos orientados a la sustentabilidad del recurso. Por lo reciente de estos cambios, la tasa de certificación de este segmento es todavía muy baja.

El bosque nativo certificado por FSC en Chile ascendía en agosto a 228.506,4 hectáreas. En cuanto a CERTFOR-PEFC, aún no hay certificaciones correspondientes a bosque nativo productivo, existiendo sólo áreas de protección –mayoritariamente compuestas por especies nativas- que están incluidas en superficies certificadas bajo estándares para plantaciones. Estas áreas protegidas equivalen a 650 mil hectáreas.

Dado el volumen del bosque nativo en Chile, calculado por CONAF en casi de 14 millones de hectáreas, se aprecia la necesidad de implementar políticas que incentiven la certificación de esta categoría forestal. ¿Las razones? El rápido deterioro que afecta a este recurso, que en vastas extensiones ha ido cediendo espacio a actividades productivas alternas.

“Por la fragmentación de la propiedad del recurso nativo se ha tendido en los últimos años a una degradación de los bosques. Esto se ha debido a que muchos propietarios no poseen el conocimiento técnico ni los recursos económicos para proyectar su patrimonio en el tiempo. De esta manera, se observan bosques que podrían tener aptitudes madereras, pero que son destinados al comercio de leña o, incluso, a ser despejados para la agricultura o ganadería, siendo estas actividades capaces de otorgar retornos más rápidos a los propietarios”, explica el secretario técnico de CERTFOR-PEFC, Rodrigo Vidal.

De acuerdo al presidente de CORMA, Fernando Raga, “en la medida que en el desarrollo económico del bosque nativo chileno no se encuentran participando grandes compañías, productores no sentirán mayor presión o urgencia por certificarse hasta que no enfrenten mercados internacionales sofisticados donde será importante demostrar que, tratándose de maderas nativas, provienen de bosques bien manejados”.

Agrega que, en beneficio de la construcción de la imagen país, sería muy beneficioso e interesante avanzar en certificar las Areas Silvestres Protegidas del Estado y áreas silvestres protegidas privadas relevantes como el Parque Pumalín, Karukinka, Tantauco, Huinay y otras.

En el caso de CERTFOR-PEFC, se ha creado un estándar especial para el bosque nativo, en el cual se incluyen estrictos criterios de manejo forestal que permiten una permanencia en el tiempo de los recursos forestales y al mismo tiempo que sus propietarios logren con ellos obtener retornos económicos.

El estándar CERTFOR de Manejo Forestal para Bosque Nativo, pone especial cuidado en mantener el recurso forestal, pero también en que sea productivo para sus propietarios e incentiva a adquirir el conocimiento necesario para manejar de forma correcta el patrimonio.

También se ha creado el estándar de Manejo Forestal en Grupo, en el cual se incentiva a la asociatividad de pequeños productores, que son mayoritariamente los poseedores del recurso forestal nativo en Chile. Esta asociatividad permite, entre otros puntos, la reducción de costos, crear sinergias de conocimiento y hace más accesible la ayuda de diferentes organismos como ONG y organizaciones gubernamentales nacionales e internacionales especialistas en bosque nativo.

Finalmente, es requisito del Estándar de Manejo Forestal para plantaciones, que los propietarios destinen al menos un 10% de su patrimonio a la conservación del recurso nativo. Además, se incluye el cuidado de espacios naturales, considerados dentro del estándar, como Áreas de Alto Valor Ambiental y que generalmente corresponden a recursos nativos como cuencas, riveras de cursos de agua, sectores de alta pendiente, zonas de vegetación y fauna en peligro, entre otros.

Febrero, 2012

No hay comentarios.:

Publicar un comentario